¿PARA QUÉ SIRVE UN CONSEJO COMUNAL?
Sirve para desarrollar a cualquier comunidad en su fundamentos más nobles y en sus necesidades más sentidas.
Si, como "fundamentos más nobles", entendemos a las familias que conforman el recurso humano y, como "sus necesidades más sentidas", a esas carencias cuyas soluciones determinan las satisfacciones básicas que cualquier persona requiere para vivir como tal.
Solamente la combinación de esos dos factores determinan para qué sirve un Consejo Comunal.
No hay otra manera de hacer funcionar el Plan Integral de Desarrollo Comunitario, si "la gente" que vive en el espacio geográfico que conforma "la comunidad", no se activa para permitir que "funcione" lo que a todos y todas les gustaría "ver funcionando"; aquellas necesidades que a "ninguno parece importarle" y esos cambios "que no se ven por ninguna parte".
En el Plan Integral de Desarrollo Comunitario del Consejo Comunal "Urb. Las Marites", están asentadas todas las recomendaciones, sugerencias y opiniones que suscribieron 270 personas en la encuesta que algunos conocen como "la planilla": con sus opiniones se escribió el diagnóstico y en base a ese estudio, se establecieron prioridades. De allí que en el PIDC, se indica que el problema de Seguridad es el más sentido, no obstante sigue siendo el más descuidado y el menos tratado en su complejidad.
Cuando se habla de algún hecho contra la propiedad privada o un ataque personal del hampa contra las personas, son muy pocas las conversaciones dirigidas a profundizar en las formas de comportamiento social que, en conjunto, pudiéramos poner en práctica para repeler los ataques del hampa contra " la urbanización". En ocasiones, las opiniones sobre "medidas de control" son tan rígidas que parecieran dirigidas a castigar a las víctimas (los que vivimos aquí) en lugar de crear espacios de encuentro para compartir ideas y construir una red de seguridad contra el acoso de los ladrones. Se pudiera imaginar que para los pillos "Las Marites es una papaya".
También se escucha entre algunos vecinos decir "los ladrones los tenemos adentro", sin poder concretar un solo nombre ni un solo hecho, en forma pública.
Por otra parte, hay quienes, además de tomar el tiempo de las reuniones para desarrollar el morbo sobre lo que pasó y cómo impactó su ánimo, dan vuelta y vuelta al "cuento" hasta que algunas personas se retiran, por cansancio y otros apelan a dar recetas y conclusiones rápidas o mermadas para que nunca se apliquen. Ha ocurrido en muchas reuniones, debemos mejorar esta fórmula.
La gente debe conversar en serio sobre el asunto para proponer, promover y aprobar propuestas.La discusión sobre el robo de la garita, fue efectiva.
La gente tiene que entender que existen compromisos de corresponsabilidad que nos atañe a todos y todas.
¿Qué posibilidades tiene un Consejo Comunal para solucionar un problema como la seguridad de su comunidad, sin que los habitantes de esa comunidad participen en la solución? Es un solo ejemplo, al que se pueden sumar otras áreas.
Solo por analizar esta área tan sensible, que requiere de buscar soluciones a una multiplicidad de factores incidentes, como: la deficiencia del alumbrado eléctrico, la imposibilidad de cerrar los espacios abiertos, el " sueño" de instalar sistemas de controles electrónicos de alta tecnología, la desconfianza en los planes de seguridad pública y la poca contribución para pagar una buena seguridad privada, entre muchas otras opciones que se resuelven con dinero a granel, hay que encontrar verdadera voluntad de hacer y participar activamente en la solución. La situación amerita mayor reflexión sobre la sensibilidad conque tratemos el asunto no enfocando al agresor solamente cuando lo primero es poder amparar, proteger, ayudar y solidarizarse con la potencial víctima.
Con el muro abierto o cerrado, habrá amenaza y habrá ataques a los y las transeúntes de la zona de riesgo. Quienes vienen o van en carros, pueden dar un aventón a su vecino; pero también pueden bajar la velocidad y apoyar su tránsito alumbrando el camino, o pudieran detenerse en un lado mientras observan la zona de peligro. Qué bueno sería, si los que viven en la misma manzana acordaran que el de a pie, lo esperara en un lugar para llevárselo cuando pase por allí. Un Consejo Comunal, debe realizar actividades que permitan a la gente conocerse, sin embargo, hace falta explicar que objetivos persigue una determinada actividad, para que la critica destructiva no desanime a quienes ven una oportunidad de integración y sana convivencia.Hay mucho complejo o mucho miedo a reconocerse en el otro? De esto deben ocuparse los Consejos Comunales.
A un año y medio, de habernos constituido, podemos decir que un Consejo Comunal no sirve para nada, cuando su motor no recibe el combustible que lo mueve: su gente, las familias, el recurso humano, (como se le quiera llamar), con sus múltiples posibilidades de desarrollo y crecimiento, se niega a construir su propio entorno, se resiste a asumir sus propios riesgos y tomar decisiones que favorezcan su autonomía y su destino. Se fortalece la indiferencia.
Las pocas personas que hemos asumido responsabilidades y concretado algún logro pírrico, hemos tenido que hacer el trabajo de varios, para traer una jornada de Mercal y de allí afanarse para registrar un CLAP, cuya parte alimentaria está en proceso (Tal vez el sábado 9 de Julio tengamos la jornada), mientras la gente espera confiada que se les atienda en esta coyuntura impredecible. Sin embargo es importante que, en este momento de incertidumbre, haya quienes se acerquen al Consejo Comunal a consultar, por lo menos, qué planes tiene esta organización para desarrollar fórmulas preventivas para lo que pudiera convertirse en una hambruna cercana.
Un Consejo Comunal tiene recursos legales que le permiten cabalgar sobre la crisis y administrar la fragilidad alimentaria con el apoyo y trabajo de las personas, en los plazos correspondientes se pueden desarrollar planes de autoabastecimiento y producción.
Frente a la urbanización tenemos un terreno baldío, abandonado y un centro comercial abandonado y en semi ruina.
¿Qué y cuantas personas, en un momento han preguntado: y qué se va a hacer con ese Centro Comercial? Hasta han sugerido que se le entregue a la GN, Bomberos,Módulo policial y otros han dicho que puede "arreglarse" para farmacias, panadería, abasto, etc.
Un Consejo Comunal pudiera tomar esos espacios y planificar el desarrollo que más convenga a su comunidad...¿Pero donde se han ido, quienes han hecho alguna recomendación, sugerencia o han mostrado de alguna manera su apoyo a darle un destino útil a esos inmuebles?
El 5 de Junio, se realizó una toma simbólica del Centro comercial, esperamos que venga Del Sur; hay quienes dicen que lo vendieron? Esperamos que vengan los que compraron. En cualquiera de los dos casos, el Consejo Comunal no puede permanecer indiferente, porque tenemos el deber y compromiso de hacer que se establezcan convenios con quienes hayan comprado, para que fijen un plazo de rehabilitación y funcionamiento del centro comercial, para que asuman la deuda que han contraido con la primera etapa durante el tiempo que no han cumplido con las obligaciones establecidas.
Y lo más grave: Como suscriptores titulares del servicio de agua que se consume en el urbanismo, el Consejo Comunal debe abordar el tratamiento que los posibles "dueños" tendrán que considerar en relación al pago del "viral " líquido.Este particular, no debe quedar en el plano de la supuesta buena fe del propietario. Es cuestión de definiciones y hasta de buscar soluciones definitivas, ante Hidrocaribe a través de una Mesa Técnica de Agua, que no termina de constituirse por falta de voluntari@s.
Después de todo, cualquier plan o proyecto que se haya aprobado al Consejo Comunal, con el quorum mínimo reglamentario, no serviría de nada si no hay participación activa de personas comprometidas en la acción.
De allí que seguiremos preguntando ¿De qué nos sirve tener un Consejo Comunal, si a nadie le interesa participar?
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